jueves, 5 de febrero de 2015

Cuando la procesión va por dentro – Catalina Ramos

POSTED ON  BY  IN OPINIÓN

Mucho se ha hablado acerca de las colas, sus razones, pero sobretodo, el sentir de la gente que las hace. Borregos, conformistas, bachaqueros, en fin, una serie de calificativos que no voy a decidir yo su naturaleza, ni su aplicación, pero que solamente alcanzan a caracterizar lo que pienso que es la consecuencia de las acciones perfectamente planificadas de un régimen opresor como el que está instalado en Venezuela.
Hoy me quiero referir más bien, a la analogía que encuentro en cada embestida del régimen hacia los ciudadanos, que al final termina siendo equivalente a las colas, esas que aún no hago, por convicción, pero que no puedo afirmar que nunca haré, porque soy humana, madre, hermana, hija y amiga, y no sé qué respuesta tendré para una situación crítica extrema frente a la cual la cola sea la única alternativa que se presente para resolver.
Desde hace muchos años, ante cada complicación que se ha tropezado el régimen, ante cada denuncia hecha por la oposición o por algún organismo técnico específico nacional o internacional, desarrolla una misión que ofrece resolverlo.
El gobierno ha hecho menos viviendas en 10 años que la democracia en uno” Respuesta: Misión Vivienda, Gran Misión Vivienda Venezuela, cuando se le trancó el serrucho a la primera, y Barrio Nuevo, Barrio Tricolor, cuando las denuncias de ineptitud y de corrupción llegaron a la segunda. Todas inútiles, y excluyentes en su aplicación.
Venezuela es el segundo país de Latinoamérica en embarazo adolescente”. Respuesta: Misión Hijos e Hijas de Venezuela, que bajo el maquillaje de la ayuda económica, no aborda el fondo verdadero del problema.
La situación más criticada de todas en este gobierno ha sido siempre la inseguridad, ante la cual el régimen ha lanzado 19 planes de seguridad y, por supuesto, la Gran Misión a Toda Vida Venezuela. Resultados: todos los conocemos, dolorosamente.
No sé ustedes, pero siempre me ha llamado la atención revisar cómo un ciudadano venezolano puede acceder a las misiones creadas. Siempre, SIEMPRE, el primer paso es un proceso de registro detallado de datos de aquel ciudadano que piensa que es potencialmente beneficiario de dicha misión. Incluso alguna vez comenté en forma irónica que en breve harían la misión registro, porque nunca escapamos de ese paso previo, en el que nos exponemos, sin protección alguna, a la evaluación crítica y quien sabe con cuál intención oculta, de un régimen que ha demostrado hasta la saciedad que no es democrático, sino al contrario, totalitario, dictatorial, y represor.
Todos estos procesos de registro, en un país que se jacta de tener gobierno electrónico y de que todas las bases de datos se interconectan, el único objetivo que persiguen es hacernos sentir vigilados, escrutados, escudriñados en nuestra intimidad individual. Consecuencia de ello, la persona está vulnerable, temerosa. Y si es la necesidad real y honesta la que lo impulsa a entrar en el proceso de registro en dicha misión, esas emociones sumadas a su desesperación por ser beneficiado, propician el silencio, la apatía, la desmovilización y desmotivación que muchas veces vemos, y no entendemos.
Entonces, hoy día, volviendo a las colas, pienso que nada ha cambiado. Al contrario. De nuevo estamos ante el paso previo de la nueva próxima misión: la Libreta de Racionamiento.
Colas en las que se solicita y controla lo que compras de acuerdo al número de cédula, para algunos productos hay que llevar la partida de nacimiento de los hijos, en fin, un nuevo modo de hacernos sentir examinados, vulnerados en nuestra individualidad y en nuestra privacidad. Más de lo mismo. Estrategias previamente diseñadas que se aplican para generar parálisis, estupor, y miedo, que junto a la necesidad, producen en la persona una sensación de vulnerabilidad que el régimen aprovecha.
Es por eso que nuestra responsabilidad es tan grande.
Tenemos la obligación de acercarnos a las colas, pero no para gritar consignas de que no las hagan, ni para hablarles en forma soberbia desde nuestra presunta claridad de pensamiento, sino para entender las razones que llevan a tantos venezolanos día tras día a hacerlas, y desde esas razones, desde la comprensión de su necesidad, hablarles de la posibilidad real de la LIBERTAD, del valor de su individualidad, de la propiedad (incluso la de su tiempo y esfuerzo, no solamente la propiedad física), como elementos esenciales para alcanzar la democracia, el estado de derecho y la paz en Venezuela, y así contribuir a que, aunque lleven la procesión por dentro, su espíritu no se doblegue, no se anule, sino que prevalezca incólume para que sean partícipes activos de la transición hacia la democracia, y de la reconstrucción de nuestro país.
Catalina Ramos (@caramos61)
Coordinadora Nacional de Formación de VenteVenezuela

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