lunes, 23 de febrero de 2015

Habrá riesgo – Catalina Ramos


Hace unos días, conversaba con alguien de mi familia acerca de las actividades que posiblemente se darían en febrero. En la conversación surgió la expresión “seguramente si hay marcha, habrá riesgo”
Esa frase me quedó dando vueltas en la cabeza, y con la velocidad a la que van los acontecimientos nacionales, más claro me ha quedado su significado.
Ciertamente, conocido que estamos en dictadura, es lógico esperar que, ante cada manifestación en la calle -desde la más simple como repartir agua en una cola hasta la más aguerrida como las marchas y trancas recientes- haya represión, y por consiguiente, riesgo. Y más aún luego de la aprobación de la resolución #008610
Sin embargo, el riesgo al que más le temo no es ese. El que me quita el sueño, no es el riesgo arriba descrito.
Me angustia el riesgo que corremos si no actuamos ahora, y nos dejamos arrebatar definitivamente el país. Me mortifica el riesgo de que nos quiten los pocos espacios que quedan para el verdadero debate de las ideas. Me exaspera el riesgo que tenemos de conformarnos con una libreta de racionamiento, como premio de consolación para un ciudadano disminuido, resignado, humillado de tantas colas, carestía y escasez. Me desespera el riesgo de silencio voluntario de algunos grupos para que no “nos quiten” el montón de regulaciones y controles disfrazados de ventajas, como CADIVI, SICAD y ahora SIMADI.
Habrá riesgo, ciertamente, de más represión. De eso no cabe ninguna duda. Pero me parece mucho más grave el riesgo de que apaguemos nuestras voces, dejemos de reclamar nuestra libertad, dejemos de ejercer nuestra ciudadanía.
Seguramente, habrá riesgo de más detenciones arbitrarias, de más líderes políticos enjuiciados, de más jóvenes torturados, enterrados en vida en lugares como la tumba. Pero me atemoriza más el riesgo de que todos ellos se vayan apagando en esas prisiones, porque no tuvimos el arrojo de seguir reclamando que los liberen, que no haya más tortura, que cierren esos horribles lugares.
El panorama no se ve fácil. Para nada. ¿Y quién dijo que lo sería? Pero es en las circunstancias más duras, donde la valentía, la decisión y el compromiso del venezolano siempre ha salido a relucir, siempre ha dado la cara. Y esa es la apuesta a la que voy, por la que trabajo y lucho cotidianamente.
Nos han criticado la falta de unidad en la oposición, y entonces surge el Congreso Ciudadano por la Reconstrucción Nacional, como la plataforma más amplia e inclusiva, que articula a los ciudadanos desde la base, y que ha demostrado que somos capaces de organizarnos y trabajar por la defensa de nuestro país, en torno a propuestas, sin importar quién las hace.
Nos criticaron que en la oposición no teníamos una alternativa para el país, un plan concreto, y se presenta el Acuerdo Nacional por la Transición, una propuesta clara, concreta, para que entre todos, sin exclusión, reconstruyamos a Venezuela.
Por eso hay alboroto, represión, gritos y disonancias desde el régimen. Porque estamos de pie, porque tenemos respuestas. Porque sabemos qué queremos para Venezuela. Porque pedimos a gritos que Maduro renuncie, y de paso a la transición hacia la democracia, en paz.
No cedamos ni un espacio ganado. No corramos el riesgo de quedarnos sin país, sin ciudadanía, sin recuperar la democracia. Es el único riesgo que no quiero correr.
Sigamos adelante. Hasta vencer.
 @caramos61

jueves, 5 de febrero de 2015

Cuando la procesión va por dentro – Catalina Ramos

POSTED ON  BY  IN OPINIÓN

Mucho se ha hablado acerca de las colas, sus razones, pero sobretodo, el sentir de la gente que las hace. Borregos, conformistas, bachaqueros, en fin, una serie de calificativos que no voy a decidir yo su naturaleza, ni su aplicación, pero que solamente alcanzan a caracterizar lo que pienso que es la consecuencia de las acciones perfectamente planificadas de un régimen opresor como el que está instalado en Venezuela.
Hoy me quiero referir más bien, a la analogía que encuentro en cada embestida del régimen hacia los ciudadanos, que al final termina siendo equivalente a las colas, esas que aún no hago, por convicción, pero que no puedo afirmar que nunca haré, porque soy humana, madre, hermana, hija y amiga, y no sé qué respuesta tendré para una situación crítica extrema frente a la cual la cola sea la única alternativa que se presente para resolver.
Desde hace muchos años, ante cada complicación que se ha tropezado el régimen, ante cada denuncia hecha por la oposición o por algún organismo técnico específico nacional o internacional, desarrolla una misión que ofrece resolverlo.
El gobierno ha hecho menos viviendas en 10 años que la democracia en uno” Respuesta: Misión Vivienda, Gran Misión Vivienda Venezuela, cuando se le trancó el serrucho a la primera, y Barrio Nuevo, Barrio Tricolor, cuando las denuncias de ineptitud y de corrupción llegaron a la segunda. Todas inútiles, y excluyentes en su aplicación.
Venezuela es el segundo país de Latinoamérica en embarazo adolescente”. Respuesta: Misión Hijos e Hijas de Venezuela, que bajo el maquillaje de la ayuda económica, no aborda el fondo verdadero del problema.
La situación más criticada de todas en este gobierno ha sido siempre la inseguridad, ante la cual el régimen ha lanzado 19 planes de seguridad y, por supuesto, la Gran Misión a Toda Vida Venezuela. Resultados: todos los conocemos, dolorosamente.
No sé ustedes, pero siempre me ha llamado la atención revisar cómo un ciudadano venezolano puede acceder a las misiones creadas. Siempre, SIEMPRE, el primer paso es un proceso de registro detallado de datos de aquel ciudadano que piensa que es potencialmente beneficiario de dicha misión. Incluso alguna vez comenté en forma irónica que en breve harían la misión registro, porque nunca escapamos de ese paso previo, en el que nos exponemos, sin protección alguna, a la evaluación crítica y quien sabe con cuál intención oculta, de un régimen que ha demostrado hasta la saciedad que no es democrático, sino al contrario, totalitario, dictatorial, y represor.
Todos estos procesos de registro, en un país que se jacta de tener gobierno electrónico y de que todas las bases de datos se interconectan, el único objetivo que persiguen es hacernos sentir vigilados, escrutados, escudriñados en nuestra intimidad individual. Consecuencia de ello, la persona está vulnerable, temerosa. Y si es la necesidad real y honesta la que lo impulsa a entrar en el proceso de registro en dicha misión, esas emociones sumadas a su desesperación por ser beneficiado, propician el silencio, la apatía, la desmovilización y desmotivación que muchas veces vemos, y no entendemos.
Entonces, hoy día, volviendo a las colas, pienso que nada ha cambiado. Al contrario. De nuevo estamos ante el paso previo de la nueva próxima misión: la Libreta de Racionamiento.
Colas en las que se solicita y controla lo que compras de acuerdo al número de cédula, para algunos productos hay que llevar la partida de nacimiento de los hijos, en fin, un nuevo modo de hacernos sentir examinados, vulnerados en nuestra individualidad y en nuestra privacidad. Más de lo mismo. Estrategias previamente diseñadas que se aplican para generar parálisis, estupor, y miedo, que junto a la necesidad, producen en la persona una sensación de vulnerabilidad que el régimen aprovecha.
Es por eso que nuestra responsabilidad es tan grande.
Tenemos la obligación de acercarnos a las colas, pero no para gritar consignas de que no las hagan, ni para hablarles en forma soberbia desde nuestra presunta claridad de pensamiento, sino para entender las razones que llevan a tantos venezolanos día tras día a hacerlas, y desde esas razones, desde la comprensión de su necesidad, hablarles de la posibilidad real de la LIBERTAD, del valor de su individualidad, de la propiedad (incluso la de su tiempo y esfuerzo, no solamente la propiedad física), como elementos esenciales para alcanzar la democracia, el estado de derecho y la paz en Venezuela, y así contribuir a que, aunque lleven la procesión por dentro, su espíritu no se doblegue, no se anule, sino que prevalezca incólume para que sean partícipes activos de la transición hacia la democracia, y de la reconstrucción de nuestro país.
Catalina Ramos (@caramos61)
Coordinadora Nacional de Formación de VenteVenezuela

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